Siguiendo la costumbre me propuse leer la redonda cifra de 50 libros y esta vez lo he alcanzado, 50 libros exactos. Una vez más veo que soy una lectora de género empedernida y aunque algún clásico se ha colado en la lista los libros de fantasía, terror y ciencia ficción campan a sus anchas. Me he encontrado con auténticas joyas, lecturas que me engancharon y no me soltaron y sólo hay cuatro títulos con los que no acabé con buen sabor de boca.
De estos cuatro libros, dos me parecieron muy flojos: Todos los santos de Charles Williams y La ciudad del grabado de K.J. Bishop. El primero creo que no ha envejecido nada bien y no dice mucho a un lector actual y el segundo peca de fallos propios de una primera novela. Me gustaron muchos los personajes de Bishop y las tramas que desarrollan cada uno, pero eché de menos una trama superior que englobase todas ellas. Los otros dos directamente fueron una perdida de tiempo: La cura mortal, la tercera parte de El corredor del laberinto de James Dashner y La ciudad de N de Leonid Ivanovic Dobycin. Dashner directamente es que no ha sabido cerrar la trilogía manteniendo el nivel de tensión que había en los dos primeros libros y con La ciudad de N no tuve una buena aproximación a la literatura rusa. Me dejó completamente fría y como si no hubiera leído nada.

Ha sido un buen año también para las antologías. Mañana todavía me apasionó, así como las publicadas por la editorial Kelonia: Frankenstein. Diseccionando el mito es un repaso perfecto al grandísimo clasico de Mary Shelley y Fuenlabrada Steampunk es un agradable paseo hacia el futuro-pasado del vapor y la estética victoriana.
Un año donde también he tenido reencuentros: Carlos Sisí continuó su saga Los caminantes y no pude faltar a la cita. Con Pratchett me
eché unas risas en El asombroso Mauricio y sus roedores sabios, viví una auténtica aventura con recuerdos a viejas partidas de rol en La costilla de Caín de Miguel Ángel Moreno y volví a disfrutar del estilo tan peculiar que tiene escribiendo Ismael Martínez Biurrun en Un minuto antes de la oscuridad.
eché unas risas en El asombroso Mauricio y sus roedores sabios, viví una auténtica aventura con recuerdos a viejas partidas de rol en La costilla de Caín de Miguel Ángel Moreno y volví a disfrutar del estilo tan peculiar que tiene escribiendo Ismael Martínez Biurrun en Un minuto antes de la oscuridad.
En fin, voy a ir cortando que va a salir una entrada kilométrica por lo que mis más sinceras disculpas a los que se quedan fuera. En resumen ha sido un buen año en lo que ha lecturas se refiere, me quedo con muy buen sabor de boca y espero ir en la misma senda en este nuevo año que estrenamos.
El listado completo lo podéis encontrar en anobii.
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