Tengo que reconocer que siento una fascinación especial por
los libros prohibidos. En general los libros son unos objetivos peligrosos ya
que nos hacen soñar con otras realidades y encierran ideas, pero sólo unos elegidos
se llevan el Sambenito de ser catalogados como prohibidos. Este libro de
Salinger es uno de ellos, algo que no está exento de ironía ya que es a la vez uno
de los libros más leídos y más recomendados y su lectura forma parte de los
estudios secundarios y universitarios de Estados Unidos.
El guardián entre el centeno narra la historia de Holden
Caulfield, un adolescente de familia acomodada que no está pasando por su mejor
momento ya que acaba de ser expulsado del colegio. Antes de volver a casa decide
pasar un par de días en Nueva York. En estos dos días conoceremos todos los
pensamientos de Holden y las relaciones que mantiene con su familia, amigos,
compañeros del colegio y hasta con un antiguo profesor, unas relaciones
marcadas por la peculiaridad de su carácter.
Holden es un chaval inteligente con un alto concepto de sí
mismo que le provoca dificultades para sociabilizar y relacionarse con los
demás, un sentimiento de superioridad que destroza amistades y noviazgos. A eso
tenemos que unirle un nulo interés por los estudios, falta de metas y una gran reticencia
a aceptar la autoridad que hacen que el chico tenga un futuro bastante oscuro.
Sí, querido lector, básicamente tenemos una bomba de relojería andante a la que
normalmente llamamos adolescente.
Y precisamente ahí reside lo que hace tan popular a esta
historia. Salinger nos muestra sin tapujos en un lenguaje directo que utiliza con
naturalidad palabras mal sonantes lo que vive y siente este adolescente, con
sus vicios y sus virtudes, desde sus estudios hasta su relación con el sexo.
Nos permite a nosotros, los lectores, asomarnos desde los ojos de Holden y
recorrer con él las calles y algún antro de Nueva York buscando chicas e
intentando conseguir alcohol mientras se fuma un cigarro, lo que precisamente
trajo tan mala fama a la novela. En una sociedad conservadora y puritana que
irrumpa un escritor con un personaje tan alejado del ideal de lo que tenía que
ser la juventud tuvo que levantar ampollas.
Por si esto no fuera suficiente, El guardián entre el centeno
cuenta con su leyenda negra. Parece ser que es el libro que todo buen asesino
psicópata tiene en su mesilla, como lo fue en los casos de John Hinckley Jr., que intentó
asesinar a Ronald Reagan, y de Mark David Chapman, que asesinó a John Lennon y quien
se veía reflejado en Holden Caulfield en parte. La otra parte era en el Diablo
ni más ni menos.
Pero con leyendas negras o sin ellas, a este libro hay que
acercarse y disfrutar de la historia que encierra. Hay que conocer a Holden, un
gran personaje de la Literatura Universal.
Además creo que esta historia hay que leerla dos veces en la vida: una cuando
estás en plena fase de adolescencia y otra cuando ya eres un adulto hecho y
derecho y tienes en el buzón facturas a tu nombre. Y es que al final todo
depende del punto de vista.
Sexto libro finalizado este año. Quedan 44 para alcanzar la cifra propuesta en el reto “Leamos 50 libros”