Malos tiempos aquellos en los que los muertos abandonan los
cementerios y vuelven a sus casas o se quedan deambulando por la ciudad. Malos
tiempos también para Etham Loss, un practicante de la más oscura de las magias:
la nigromancia. Completamente obsesionado por el suicidio de su novia, busca
sin descanso su espíritu invocación tras invocación mientras a su alrededor se
forma un apocalipsis en el que tiene un papel que bajo ningún concepto quiere
aceptar. Y mientras a su alrededor todo se desmorona, Loss tendrá que hacer
frente al acoso de sectarios, espectros, muertos vivientes y resto de
nigromantes.
Nekromanteia: Rituales de los muertos es un viaje a lo oscuro, a lo
aterrador, a lo demoníaco En esta historia conoceremos a Etham Loss, un
nigromante solitario, autodestructivo, amoral, sociópata, con una clara falta de empatía y muy,
muy obsesivo. No es que esté precisamente rodeado de los personajes más
maravillosos del mundo: Mara, su novia suicida, guarda un odio enorme en su
interior. Noa, su maestra, sólo busca hundirle y sentirse superior. Darren es
útil, pero para conseguir cadáveres mientras
sacia su repugnante deseo necrófilo. Margoth sólo busca el placer y está
dispuesta a bajar a los mismos infiernos
para conseguirlo. Básicamente, lo mejor de cada casa.
Loss, quien sólo ve cadáveres andantes a su alrededor, con la
mirada siempre puesta en la muerte y que en ningún momento olvida lo desolador
que es el otro lado pero que a pesar de todo consigue despertar nuestra simpatía.
Es un antihéroe perfecto al que acompañar mientras va descubriendo una trama
que le implica en el final de todo y es objeto de un acoso continuo.
Nekromanteia es de las novelas más oscuras que ha caído en
mis manos en este año. Todo en ella es sombrío. La ciudad es tenebrosa, con un
cielo plomizo. Las viviendas son oscuras. Los personajes son detestables. Todo
ello provoca un ambiente opresivo que Daniel P. Espinosa aprovecha de una forma
impecable para generarnos, como mínimo, una sensación de desazón. Después de su
lectura no se mira igual a las sombras que nos rodean, así que nadie se
sorprenda si de pronto empieza a dar todas las luces cuando deambula por su casa
de noche o a echar vistazos debajo de la cama antes de irse a dormir.
Otro de los aspectos que hay que destacar de esta novela es
el trabajo de documentación que ha realizado Espinosa. Toda una colección de
grimorios sustentan los rituales que en él aparecen cuyos fragmentos además se
utilizan para iniciar los capítulos: Las llaves del rey Salomón, el Lemegeton o
el Heptameron por citar solamente a tres. Al final del libro hay un apéndice
donde se citan más libros con los que saciar la curiosidad sobre este tipo de
magia. De estas fuentes también se obtiene la complejidad del mundo de los
espíritus de Nekromanteia donde no sólo aparecen espectros sino también
encontramos sombras, parásitos y los más espeluznantes, las larvas, esos
espectros infernales, restos de personas absolutamente malvadas con las que
tendrá que verse Loss.
Si el personaje del nigromante Loss o los rituales basados
en grimorios auténticos no son suficientes para despertar el interés del futuro
lector puede hacerlo la novela en sí. Nekromanteia es una historia que seduce en cada página, con un
ritmo tranquilo que atrapa hasta el final y que además se nota que es de
Espinosa, un escritor especial que consigue transmitir y hacerte sentir. En su
primer libro, “Aplaudan al salir” la angustia y el desconcierto se contagia de
los personajes al lector y en Nekromanteia vuelve a conseguirlo: desazón, malestar, hasta se puede sentir la obsesión de Loss.
Lo único que puedo reprocharle a Espinosa es tal vez una
falta de espectacularidad en el final, aunque se compensa con la última escena
que cierra el libro. Bueno, eso y que no vaya a escribir una segunda parte en
un breve plazo.
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