
"Alarido de Dios" representa esa fantasía puesta al servicio de la cruda realidad. Odio y muerte. Miedo y rechazo. Asesinato y tortura. Guerra y desesperanza. Bestialidad que salpica en un mundo que lleva en guerra 100 años, con una ciudad humana que no sabe quienes son más enemigos, si los demonios bajo los que caen en el frente o sus semejantes en el Norte.
Un viaje tras la última esperanza de dos personajes, dos caras de una misma moneda: Dedekáer, el dialogante diplomático y Vervoék, el desquiciado veterano de guerra, puñal de Ü. De fondo, un repertorio de secundarios que hacen crecer a los personajes: Sin Estrella Dedekáer no evolucionaría. Sin Cucho perderíamos parte de Vervoék.
Eso sí, aviso para navegantes: Vilar no se anda con chiquitas y reparte ostias a manos llenas, pero deja colarse entre los nubarrones rayos que hacen recordar que no todo está perdido, que tenemos razones para seguir luchando. Consigue llegar a un equilibrio perfecto en la historia, con retazos de humor y pura ironía incluidos.
Sólo queda una cosa: dar la bienvenida a José Miguel. Te estábamos esperando.
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