
Hace pocos días presentó su novela con el periodista Óscar López en el Conde Duque (Madrid) y frente al debate que se va a abrir en los próximos meses, el genial escritor "Quería ser el primero en centrar el debate, establecer unos mínimos".
Para ello nos presenta los hechos sin adornos, con la espontaneidad que marcó el día y la dualidad que siente: "No hay que olvidar que los franceses eran la modernidad, y los que salieron a la calle, unos tíos que defendían la monarquía y la religión. No sabían que nos traían a Fernando VII, el mayor hijo de puta de nuestra historia reciente, pero no puedo evitar sentir una enorme ternura por quienes murieron en las calles". Dualidad que esta blogger comparte con el escritor, todo sea dicho. Nuestro país estaría mucho más avanzado y no hubiéramos pasado por etapas tan oscuras si los que no tenían nada que perder de los barrios de Madrid no se hubieran echado a las calles.
430 personajes en una novela apasionante, marcada con el sello inconfundible de Pérez-Reverte. Humor de lo más negro posible acompañando a escenas rudas de una historia que no es tan lejana, que puede formar parte de esas narraciones que pasan generación tras generación. Yo al menos nunca olvidaré la tarde en que mi bisabuela me contó con pelos y señales el cómo se llenó el pozo de la casa de enfrente de franceses, cómo se echó a la calle el pueblo armado con los aperos de labranza degollando a diestro y siniestro. Pérez-Reverte no puede estar más acertado cuando llama al suceso Intifada.
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